SOT, Serbia (AP) — Alejados de las playas y de la cálida brisa del Caribe, una familia cubana se acurruca en una angosta habitación de un frío centro para refugiados de Serbia mientras trata de dilucidar su siguiente paso. Forman parte de una inusual afluencia de migrantes cubanos que comenzaron a llegar a la península balcánica en 2015 antes de que los vecinos países de la Unión Europea cerraran sus fronteras para cientos de miles de refugiados que huían de la guerra y de la pobreza. Ahora, la familia de tres se encuentra varada en Serbia, que no pertenece a la UE y que es el último lugar en el que quisieran estar, además de Cuba.