Nueva York — Sin mayor vínculo con sus raíces ecuatorianas que las memorias de sus padres, la adolescente residente de Queens Susana Sánchez (17) se integró a los 14 años al grupo de danza Sueño Ecuatoriano, convencida de que el colorido vestuario forjaría su identidad.La estudiante de Hunter College expresó que memorizar las coreografías y moverse con gracia al son de la música folclórica es un ‘recreo’ cuando se trata de comprender y apreciar valores como la disciplina, puntualidad y persistencia.“En Sueño Ecuatoriano la danza es más que una actividad recreativa, se trata de formar el espíritu entre el baile y la enseñanza de los hábitos que hicieron responsables a nuestros padres”, dijo Sánchez.